domingo, 22 de mayo de 2011

EL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO: SU HISTORIA Y PESRPECTIVAS

La filosofía latinoamericana ha tenido un extraño camino.  Se inició con una polémica sobre la esencia de lo humano y la relación que pudiera tener ésta con los indígenas del continente americano. 
Esta polémica comenzó cuando los conquistadores negaron el estatus antropológico de los indígenas en nombre del cristianismo basándose en tres planteamientos fundamentales:
-La "inferioridad natural" de los indígenas, lo que daba derecho a una Sociedad Superior sobre una inferior, según la tesis aristotélica
-Partiendo de la base de la primera tesis, los españoles argumentaban que los indígenas eran incapaces de organizar la vida social según los modelos europeos, por lo tanto el Estado Español debía de ayudarles a construir nuevas instituciones según el modelo de Estado Español.
-Por último los indígenas cometían pecados contra la religión católica ya que practicaban la idolatría, la sodomía y la barbarie.
Sin embargo a pesar de estos argumentos ideológicos el principal problema que tuvieron los españoles fue de orden teológico. Decidir si los indígenas nativos eran parte de la especie humana - y si deberían de ser tratados como súbditos del rey de España - o si sólo eran una "subespecie", que no tenían por que ser tratada como igual ni en tiempo de paz ni en tiempo de guerra.
Estos planteamientos desataron un debate que se conoce en la historiografía como la disputa de Valladolid, entre Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda. La sustentación de ambas tesis se basaron en el libro Historia General y Natural de las Indias del cronista Gónzalo Fernando de Oviedo.
Sepúlvedas argumentaba que la guerra en contra de los indígenas era permitida porque todos los indígenas eran bárbaros, carente de educación e inteligencia.  Cometían pecados contra la naturaleza ya que Dios mismo ordenó según el Viejo Testamento la expulsión de los bárbaros de la Tierra Prometida.  La ley Divina y natural, fundamentada en Santo Tomás de Aquino, consistía en llevar a los bárbaros a la fe sin excluir los medios no-pacíficos.   Por eso, si los indios no obedecían a los españoles en aceptar la fe y su dominio, había que obligarlos por la fuerza.
Bartolomé de las Casas, contrario a la tesis de Sepúlveda le da otra interpretación al evangelio y a las teoría de San Agustín.  Llega a la conclusión que solamente después de la conversión voluntaria al cristianismo de los indígenas, se puede decir que la conquista y la subordinación es legítima.
En la obra Apologética Historia, Bartolomé de las Casas resume sus argumentos de la siguiente manera:
1- El hombre moderno es el resultado de un proceso de desarrollo histórico y cada pueblo, en los orígenes de su existencia, se encontraba en el estado primitivo, igual como los pueblos indios de América. 
2- Subraya que los indios tienen una cantidad de virtudes que surgen de su ambiente natural y sobresalen respecto a los europeos y algunos pueblos antiguos.
3-Concluye Las Casas que los indios ni son inferiores, ni bárbaros, sino que poseen las mismas condiciones para superar su estado como los pueblos antiguos de Europa.
El debate entre Sepúlvedas y Las Casas tuvo un alcance mucho más allá del tema americano.  En el fondo la discusión contribuyó al cambio radical de los conceptos vigentes hasta aquel entonces sobre el universo y la historia de la humanidad.  Este cambio puso en duda la visión del mundo como una unidad cultural con respecto al sistema político-espacial, también supuso un cambio respeto a la visión de la conquista y puso los fundamentos  jurídico-políticos de la sociedad europea de aquella época.
Cuatro siglos más tarde, precisamente en el año de 1968,  se va a dar una polémica entre Leopoldo Zea y Augusto Salazar Bondy sobre la autenticidad, la originalidad y la posibilidad de una filosofía (pensamiento) latinoamericano.  El punto de partida fue el librito ¿ Existe una filosofía de  nuestra América ?.  En él Salazar Bondy revela la necesidad imperante de la sociedad latinoamericana de tener una filosofía auténtica capaz de servir a la intelección de la realidad, a la búsqueda de vías de desarrollo independiente y de la solución de problemas cardinales de nuestras sociedades.
No obstante, al analizar la situación filosófica en Latinoamericana, Bondy constata que ésta no ha sido todavía un pensamiento genuino y original, sino inauténtico e imitativo, por que la vida social alienada produce un pensamiento alienado y además alienante en su función encubridora de la realidad.
Salazar Bondy llega a la conclusión que la existencia de una auténtica filosofía nacional latinoamericana esta en estrecha relación con el estado socioeconómico de la sociedad. 
Leopoldo Zea  contesta la tesis de Salazar Bondy con su texto La filosofía americana como filosofía sin más, en donde se opone a la visión estereotipada de la filosofía que exige correspondencia con los sistemas de corte europeo.  Zea, está en contra de quienes niegan la existencia o posibilidad de una filosofía en América Latina por la no existencia de sistemas y la aparente incapacidad de los latinoamericanos para crear sistemas.  El indica que históricamente existían varias forma de filosofar, que lo mismo se expresan en un sistema ordenado que en una máxima, un poema, un ensayo, en una pieza teatral o en una novela. En el origen de la historia de la filosofía europea se encuentran no sólo los sistemas de Platón y Aristóteles, sino también poemas como el de Parménides, máximas como las de Marco Aurelio, pensamientos como los de Epicúreo, Pascal, etc.
De esta manera la filosofía latinoamericana puede desarrollarse con sus propias formas, pero eso no significa el olvido del rigor y el nivel teórico necesario.  Según Zea, hay que hacer pura y simplemente filosofía, "filosofía sin más": lo americano se dará por añadidura.
Para Zea una filosofía es original no por producir sistemas exóticos, sino porque trata de dar respuesta a los problemas que una determinada realidad, y en determinado tiempo. Tal filosofía debe partir del hombre latinoamericano, proyectarse a la universalidad y ofrecer soluciones a los problemas tanto del latinoamericano, como de los demás pueblos.
Estas características apuntadas por Leopoldo Zea hará que nuestra filosofía se elabore con instrumentos que brinde la realidad histórica, y esta realidad dialécticamente configurará un sentido específico de originalidad y autenticidad en el pensar.  Originalidad que se expresa en la no repetición de problemas ajenos y autenticidad como expresión de lo específico, de lo nacional.
A la posición universalista de Salazar Bondy y a la postura culturalista de Zea se suma postura critica surgida en los anos sesenta. El argumento principal de los que adoptan esta tesises que rechazan la existencia de una filosofía latinoamericana porque hasta ahora la filosofía en América Latina ha sido ideológica y no una empresa libre. La filosofía se ha usado y se usa en la América Latina, según los partidarios de este punto de vista, para sustentar ciertas ideas que permitan la continuación del statu quo y el beneficio de ciertas clases sociales. Los promotores de esta postura senalan, por ejemplo, el caso de la escolástica y del positivismo.
Después de esta polémica, bajo el empuje de Leopoldo Zea el interés por investigar la historia de la ideas en Latinoamérica, ha ido aumentando cada día, a tal punto que el día de hoy se publican revistas, libros, existen Institutos especializados de investigación, se dan congresos, conferencias y desde hace casi cincuenta años se instalo el Comité de historia de las ideas cuyo mayor logro ha sido la publicación de una serie de estudios sobre la historia del pensamiento latinoamericano por países. 
Incluso en los Estados Unidos, Italia, Alemania, España y en otros países existen centros de estudios y cátedras especializadas en donde se estudia nuestro pensamiento. Próximamente bajo la dirección de los profesores Guillermo A. Lousteau y Salvador María Losada se publicará una ambiciosa serie de veintidós volúmenes para cubrir el pensamiento de España y de América Latina.
Nicaragua y su reflexión filosófica
En Nicaragua si realizamos un pequeño esquema de la trayectoria del pensamiento nicaragüense, podemos constatar que además de ser pocos los intelectuales que se han abocados a la tarea del pensar son escasas las investigaciones serias que se han realizado en torno a nuestro pensamiento.
Constantin Lascaris en su libro Historia de las ideas en Centroamericana escribe sobre los pensadores nicaragüenses y menciona en esta galería de ilustres a Tomás Ruiz, Rafael Osejo, José Toribio Argüello y Máximo Jerez.  A finales del siglo XIX encontramos un fascinante artículo de Rubén Darío sobre Nietzche y el libro Divino Platón del poeta Santiago Argüello.
 En la primera mitad del siglo XX encontramos dos obras que van a tener una gran influencia en el pensamiento nicaragüense:  Las reflexiones sobre la historia de Nicaragua de José Coronel Urtecho y el Nicaragüense de Pablo Antonio Cuadra, quienes de manera separada se preguntan:  ¿qué somos?, ¿quienes somos? ¿cuál es nuestra identidad? y ¿cuál es nuestro destino como nación? . De la primera obra partirá la vertiente filosófica-histórica que  será cultivadas de una manera sistemática, a través de múltiples ensayos, por Alejandro Serrano Caldera. El segundo libro incitará a pensar sobre la naturaleza de nuestra cultura. Esta pregunta va a preocupar a varios autores, pero sobre todo al poeta Alvaro Urtecho, quién en diversos ensayos tratará de dar respuesta a estas preguntas.
Los libros La Cultura hispánica y la crisis de Occidente de Julio Ycaza Tijerino, Introducción a la filosofía y Ética marxista de Santiago Anuita y la Filosofía del Hombre de Juan Bautista Arrien van a constituir  importantes aportes a la reflexión de nuestro país, desde diferentes corrientes filosóficas, en la segunda mitad del siglo XX.
Un importante período de debate y reflexión filosófica serán los años de 1975 a 1980, ya que por medio del suplemento cultural La prensa Literaria se publican interesantes artículos de Carlos Miranda Penuria del pensamiento y Consideraciones sobre la filosofía en Nicaragua en donde afirma que "el pensamiento que existe en Nicaragua es casi exclusivamente un pensamiento aplicado, modelos importados sin propuesta a nuestra realidad, sin haber pasado por el tamiz de la reflexión crítica. Una de las misiones del nicaragüense es pensar.  En caso contrario, nuestras imitaciones seguirán ofreciendo el sello de lo mediocre y de lo inauténtico.  En un país económica, social y culturalmente subdesarrollado, como el nicaragüense, predomina un pensamiento acrítico, receptivo e inconstante".  Para Carlos Miranda en Nicaragua se da una mentalidad prelógica, un pensar acrítico; y en este caso el pensar  representa un camino necesario hacia una cultura nuestra.
Otra reflexión importante sobre la filosofía nicaragüense la realiza José Emilio Balladares Cuadra en su ensayo La filosofía en Nicaragua, en donde expresa que la "filosofía en Nicaragua más que una ocupación es una pre-ocupación. Otros ensayos filosóficos importantes serán los del Dr. Camilo Vigil Tardón y de Fernando Benavente.
En ese período también son escritas interesantes monografías (tesis de grado para obtener el grado de Licenciatura ) sobre El superhombre de Federico Nietzsche de Jilma Varela S de Salcedo, El Hombre en Xavier Zubiri de Juan Bautista Ramón Sanherrelando, La Praxis Marxista de Julián Mendieta Barrondo  y El pensamiento religioso de los nicaraos de Antonio Esgueva.
Ha comienzo de los años noventa en varias universidad de Nicaragua se ha instituido la cátedra del pensamiento latinoamericano e incluso se publico el libro antológico Razón e historia del pensamiento latinoamericano recopilado por Erwin Silva y Karlos Navarro, en donde a la parte de los clásicos pensadores como Leopoldo Zea, Augusto Salazar Bondy, Ricaurte Soler,.Miro Quezada, Arturo Andres Roig, Risieri Frondizi, Miguel León Portilla, Félix Schwartzmann,  se incluía a intelectuales nicaragüenses, con la finalidad de que sean estudiados por los estudiantes a través de seminarios y cátedras magistrales.
En esos mismo años en la Universidad Centroamericana de El Salvador y Nicaragua, se forma el seminario Zubiri-Ellacuria y publican los libros Voluntad de Vida y Voluntad de Arraigo en donde se recopilan artículos de algunos pensadores centroamericanos.
En la actualidad uno de los retos que tenemos -y es la propuesta que hemos realizado con insistencia al Ministerio de Educación- es que se estudie a nuestros pensadores en las escuelas de secundarias: para este fin, hemos iniciado un proceso de divulgación en los medios de comunicación  sobre la importancia que tiene el pensamiento latinoamericano para el fortalecimiento de la identidad nacional.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos que se han realizado en la mayoría de las universidades de centroamericanas, la filosofía se sigue estudiado en base a los esquemas europeos y no se le ha prestado la  debida atención y apoyo a la investigación, divulgación y promoción del pensamiento latinoamericano. De esta manera la filosofía que se estudia en las mayorías de las universidades ha sido eurocentrista: es decir, el pensamiento  producido en algunos países europeos  (particularmente Francia, Alemania, Italia e Inglaterra) y ha prevalecido desde la colonia una actitud de menosprecio a nuestras propias reflexiones. Esta disposición de desprecio hacia lo propio ha dado lugar a un aislamiento de la universidad respecto a la sociedad y una falta de interés por la investigación lo que  se refleja en la escasa publicación de libros, artículos y revistas sobre este tema.
  Si tomamos en cuenta estos aspectos podemos aseverar que la función social de la filosofía y del pensamiento en la universidad ha sido poca, debido entre otras cosas a que se reduce a la repetición memorísticas de esquemas programáticos y no la reflexión auténtica y original.

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